Una visita obligada en Carnota, Monte Pindo se eleva desde el mar como un gigante de 642 metros de altura. En forma de masa de granito, impregnada de misterio. Alberga innumerables leyendas que nos hablan de tesoros, reinas, búhos e incluso brujas. También se dice que en Monte Pindo los celtas gallegos adoraban al sol, convirtiéndolo en su Olimpo, y hay muchas referencias a él en la literatura gallega, que ayudaron a establecer su carácter mítico.

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La tradición popular sostiene que en el monte Pindo se encuentran los desafíos de la reina Lupa junto con un tesoro de valor incalculable que a menudo se busca.

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El trabajo de erosión ha convertido este macizo en un sorprendente conjunto de extrañas figuras zoomorfas y antropomorfas, que el imaginario popular ha atribuido a menudo a fuerzas sobrenaturales. Bastará con mirar de cerca a nuestro alrededor para sorprenderse al observar rocas que de repente se convierten en gigantes, guerreros, tortugas, águilas y tantos otros seres como nuestra imaginación anhela.

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Fueron muchos los fugitivos republicanos que durante los difíciles años de la Guerra Civil se refugiaron en este cerro, aprovechando los caprichos de la naturaleza para refugiarse. Caminando por estos parajes podemos encontrar ejemplares de roble enano, un pequeño arbusto que rara vez supera el metro y medio de altura, con tendencia a crecer horizontalmente.

El monte Pindo es un lugar único para practicar senderismo. Aunque las posibilidades que ofrece la entronización son infinitas.

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Nas  en sus lugares podemos encontrar ejemplares de roble enano (Quercus lusitánica), una especie muy rara que ha sabido convivir con otros robles, pinos y laureles.

Hay una serie de rutas señalizadas, de interés geológico, etnográfico y botánico.